"Hace un buen tiempo escribí un micro-artículo para una modesta revista de política y quisiera compartirlo con ustedes. No ha cambiado mucho mi posición sobre la legislación que se ha hecho, sin embargo no me estoy polarización hacia ningún partido político, ni ser de derecha o de izquierda es un simple (y humilde) ensayo, además me agradaría su opinión"
Con cierta tristeza vemos como
los medicamentos en nuestro país son vistos como un bien de mercadeo y no como
un bien social. Las farmacias están siempre llenas de descuentos increíbles, no
importando muchas veces que es lo que se
necesita en ese momento, si no cual es la oferta de la semana, esto no solo
conlleva un carácter monetario sino un grave problema de salud pública:
desde la venta de medicamentos
apócrifos, la gestión de medicamentos caducos, publicidad engañosa, mala dispensación y el uso irracional o
indiscriminado de estos.
Estamos consientes de que el
problema de nuestro sistema sanitario no se va arreglar con mayor cantidad de
insumos, ni con una mayor cobertura de la atención médica, la historia nos
demuestra los errores que sexenio a sexenio
se suman a nuestra ya difícil situación. Recordemos solo dos periodos anteriores; la llegada de
los medicamentos genéricos con nuestro aquel mandatario Ernesto Zedillo marcó
un gran cambio en el mercado de medicamentos nacional, ya que de esta manera se
abría la posibilidad de obtener los mismos beneficios a un menor costo, en mi hulmide opinión esta
fue una de las mejores decisiones que pudo hacer este ex-mandatario; pero con
una mala legislación sanitaria, el hoyo legal provocó una de las franquicias
que sin lugar a duda es un éxito comercial en el tema de comercio de
medicamentos. Por otro lado tenemos al gobierno panista, que si bien Fox, tuvo
tropiezo tras tropiezo uno de los golpes en materia en calidad de insumos fue
el fue el cierre de la Coordinación de Control Técnico de Insumos (COCTI), por
no ser rentable y que se tuvo que reinaugurar para evaluar los insumos
utilizados en el sector salud. Pero nada es comparable con nuestro actual
mandatario Felipe Calderón, dos actos importantes que si bien se ha olvidado
debemos recordar: La libre importación de medicamentos, en consecuencia la reforma a los artículos
168 y 170 del Reglamento de Insumos para
la Salud, con el cual se elimina el requisito impuesto a las empresas
farmacéuticas que comercializaban sus productos en territorio nacional, el cual
era tener un planta de producción; esto con el fin de no tener monopolios en el
mercado de medicamentos retrovirales. Con este paso que dio nuestro “querido”
presidente la cantidad de laboratorios que han cerrado sus plantas ha sido
impresionante.
Estos pequeños fragmentos de historia
nos han demostrado que la legislación en el tema de medicamentos en nuestro
país se encuentra empañada por cuestiones políticas y de poder. Si bien hay
avances importantes como la reforma al sistema de medicamentos con lo cual todo
medicamento debe comprobar seguridad y eficacia, es decir producir el mismo
efecto terapéutico que un medicamento innovador o erróneamente llamado “de
patente” y el decreto presidencial para la venta de antibióticos solo con
receta médica.
Por tanto no solo bastan reformas y decretos, necesitamos dirigentes
capacitados en el tema que tengas una visión social de la salud y no solo
política, conjuntamente con la entrada en acción del farmacéutico como un
personaje más en la atención a la salud que sirva como soporte en el control,
manejo y dispensación de medicamentos, que sea el puente de información entre
médico-paciente y cree conciencia en este último personaje que los medicamentos
son instrumentos para recuperar la salud,
con beneficios y riesgos, que no solo se manejen como una mercancía más
que se puede comprar hasta en la tienda de la esquina.
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